Por José Ignacio Palma Sotomayor – Director Nacional de Aduanas
Como en todo el país durante este último año marcado por el avance de la pandemia en el mundo, el trabajo de las funcionarias y funcionarios del Servicio Nacional de Aduanas se ha visto llevado al límite por las condiciones en que se debe desarrollar y por la necesidad de que una parte importante de la dotación –alrededor del 40%- está cumpliendo sus tareas de manera telemática.
La naturaleza propia de la labor aduanera implica estar presencialmente en los puertos marítimos, terrestres y aéreos, almacenes extraportuarios y en las avanzadas, para poder controlar y fiscalizar con efectividad el ingreso y salida de cargas.
Si bien con el advenimiento de la crisis sanitaria adoptamos una serie de medidas de contingencia para reducir los trámites presenciales, reforzando el uso de las tecnologías y las herramientas digitales, lo cierto es que de todas formas debemos estar presentes en los puntos de control que permanecen abiertos.
De esta forma no sólo podemos cumplir al 100% nuestro trabajo de fiscalización, sino que también garantizamos el flujo del comercio exterior de las diversas mercancías que abastecen el comercio de Chile y también de aquellas que se envían al resto del mundo, como los productos mineros que son claves para la economía del país y las arcas fiscales.
También nos corresponde un papel importante en la recepción de los insumos médicos críticos para enfrentar la pandemia, para lo que emitimos normativas especiales de manera de acelerar este proceso. Sólo un pequeño ejemplo: desde el 24 de diciembre del 2020 hemos tramitado la recepción de casi 14 millones de vacunas contra el Covid-19.
Así es como nuestras funcionarias y funcionarios han debido redoblar enormemente sus esfuerzos para poder cumplir con los turnos presenciales que se requieren, supliendo a aquellos compañeros que por diversas razones están teletrabajando desde sus casas apenas comenzó la pandemia en Chile.
La gran mayoría de ellos viven días y semanas interminables, con mínimas horas descanso e importantes costos familiares, pero con la satisfacción de estar cumpliendo con su deber de funcionario público para aportar el normal desarrollo socioeconómico del país. Sabemos que muchos de ellos están llegando al límite, pero también tenemos la certeza que debemos seguir cumpliendo con nuestro rol de protección y control de las fronteras para que Chile se siga desarrollando.
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